Este año del testimonio, todos tenemos que llevar nuestra vida personal a un cambio real con Dios que nos permita:
a) Elevar nuestra calidad de vida hacia una mayor prosperidad (espiritual, emocional, familiar y financiera).
b) Dar un testimonio que impacte a las personas que nos rodean y les motive a vivir bajo la bendición de Dios.
Para poder lograr la visión en este año, debemos con toda sinceridad identificar la situación en la que estamos en este momento, reconociendo las áreas de nuestra vida en las que tenemos que permitir que Dios nos cambie o fortalezca.
Tenemos que hacer conciencia de que somos los únicos responsables de la manera en la que estamos viviendo nuestra vida, en todas las áreas que nos integran, y que debemos con responsabilidad iniciar los cambios que necesitamos bajo la guía de Dios y de la dirección pastoral.
Nuestro testimonio es el reflejo de cinco áreas que manifiestan lo que somos: la espiritual, emocional-mental, física, familiar y financiera. Para ello, hagamos un pequeño test que nos ubicará en que situación estamos:
En mi vida espiritual: ¿Todavía practico el pecado?
En mi vida familiar: ¿Cómo es mi relación con mi prójimo?
En la vida emocional-mental: ¿Vivo bajo estrés, celos, conformismo, culpa?, ¿cómo es mi salud mental?.
En mi vida física: ¿Vivo en buena salud, tengo buena calidad de vida física?.
En mi vida financiera: ¿Mi posición financiera es adecuada para cumplir con la visión que Dios me dio?.
En 1Pedro 1:14 dice: "Como hijos obedientes no os conforméis a los deseos que antes tenías estando en vuestra ignorancia".
Lo que nos va a ayudar a crecer en todas estas áreas para dar un buen testimonio es conocer y obedecer la Palabra de Dios. Conocerla, estudiarla de manera responsable, formal y sistemática. Las clases de discipulado que iniciamos este año del testimonio, darán formalidad a tu educación cristiana, permitiéndote una mejor calidad de vida y prosperidad.
Pastor Jorge A. Martínez
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