La correcta visión para transformarnos efectivamente


Hemos comenzado este camino en la transformación de nuestras vidas, en la entrada anterior les he señalado que la primera llave es el deseo de cambio. Pero muy seguramente lo ha intentado ya en el pasado y en poco tiempo regresó al lugar del que había partido.

Hoy quiero hablarle de que la visión de transformación debe ser radical, para que nuestra transformación sea efectiva debemos tener una visión como la que tiene Dios, y esa visión la encontramos en su misma Palabra escrita en la Biblia.

En la primera carta a los Corintios capítulo 2 del 9 al 14 leemos lo siguiente:

"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.  Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente".

Podemos confiar en la escritura

Una cita larga la que les presento hoy, pero necesaria para entender lo que Dios nos dice. Jesús expresó que Él es la verdad y la vida (Juan 14:6), también dijo que su Palabra es verdad (Juan 17:17), es así que podemos tener la plena seguridad y confianza que lo que nos indica la Biblia es verdad y es útil para nosotros querido lector.

Regresemos a la cita, ésta nos señala que hay dos naturalezas: la carnal y la del Espíritu. La carnal es con la que nacemos, la cual se conduce de acuerdo a lo que pensamos que es correcto pero que no está alineada al pensamiento de Dios, la carnal es esa naturaleza animal del hombre que tiene como fruto lo señalado en Gálatas capítulo 5 entre ellas las contiendas, pleitos, homicidios, borracheras, hechicerías, etc. Esa naturaleza carnal es la que se rehusa a entender y aceptar las instrucciones de Dios.

El pensamiento de la carne

La naturaleza carnal, nos dice la escritura, no percibe las cosas que son de Dios porque le parecen locura. La naturaleza carnal se basa en lo que se puede ver. Es por eso que una persona con este tipo de mentalidad no entiende que Dios puede sanarlo, prosperarlo, restaurar su matrimonio, cambiar a una persona. Pero hay otra naturaleza que sí puede.

La escritura nos dice que "los que aman a Dios" pueden ver "cosas que ojo no vio ni oído oyó", porque la misma Palabra de Dios en el libro de Hebreos nos dice que quien se acerca a Dios debe creer que él existe y que premia a quienes le buscan, mire usted qué hermosa promesa. Es entonces querido lector que si usted anhela una transformación en su vida y de verdad quiere que esos cambios perduren, ame a Dios, busque a Dios en su palabra, en oración y sea radical en sus acciones alineándolas a la voluntad de Dios.

Un gran problema de las personas que piensan y viven según la carne es que están obstinadas en que lo que hacen está bien, pero esas acciones tienen que ser confrontadas con la Palabra de Dios para que podamos discernir si es o no correcto. La medida de todo es lo que dice Dios, es por eso que decimos "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo", el hecho es que nosotros debemos decidir hacer esa voluntad.

Un ejemplo de esto

El domingo comentábamos en el servicio que Dios prometió a Abraham un hijo, pero tardaba en llegar y como Sara su esposa era estéril, ella, en su mentalidad carnal, le pidió a su esposo que tuviera relaciones con la sirvienta y una vez que naciera el niño lo adoptarían y con esto se cumpliría la voluntad de Dios. Sara estaba convencida de que era lo correcto, pero eso no fue lo que dijo Dios que haría, Él había prometido que Sara y Abraham tendrían un hijo, ellos dos.

La Biblia nos cuenta lo que sucedió. Abraham aunque le dolió en su corazón debió expulsar a su hijo y la sirvienta de su campamento cuando Dios cumplió su promesa y nació del vientre de Sara su hijo Isaac, y ahora hasta nuestros días vemos que los descendientes de estos dos patriarcas continúan peleando, pues se trata de árabes y judíos hijos del mismo padre.

¿No pudieron esperar a la promesa de Dios sino que quisieron ayudarle?

Este es el problema con la mentalidad carnal, no entiende las cosas de Dios "porque tienen que discernirse espiritualmente". Debemos conectarnos con Dios para entender su voluntad y operar con la mentalidad del Espíritu y no de la carne.

Una visión con una motivación incorrecta se convierte en una ambición. La motivación de Sara al pedirle a la sirvienta que tuviera un hijo con Abraham no fue para hacer la voluntad de Dios sino para quitarse el estigma de ser estéril, porque en aquel tiempo era una maldición y muy mal visto que una mujer no le diera hijos a su marido.

Conclusiones


  • Necesitamos motivaciones correctas.
  • Debemos buscar lo que Dios dice, no lo que la carne mira como lógico.
  • Nuestras desiciones y motivaciones deben confrontarse con lo que Dios nos instruye en su palabra.



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