Impacientemente paciente


Leí un artículo que alerta a los papás sobre el peligro que representa prestar a los niños a temprana edad una tablet o un celular, pues la facilidad con la que cambian de contenido a voluntad, está creando una generación que se aburre con facilidad y que necesita las cosas rápidas. Me asombró leer eso.

Efectivamente nos encontramos en una época de la historia en la que "necesitamos" todo rápido, hemos perdido la paciencia, queremos la comida rápida, que nos contesten de inmediato los mensajes de texto, trasladarnos lo más rápido posible y eso nos somete a estrés y ansiedad que nos roba la paz.

Mi manual de vida es la Biblia, y cuando veo lo que habla Dios acerca de los tiempos, noto de forma recurrente los beneficios de la paciencia. No entendemos siempre porqué hay cosas que parecen tardar más de lo esperado, pero la fe y la esperanza se mezclan en esos momentos cuando sabemos, que a pesar de todo, lo que hemos pedido en oración sucederá.

Casos Bíblicos:
Abraham: esperó muchos años para que se cumpliera la promesa de que tendría un hijo. En el inter Dios lo hizo muy rico, respetable y poderoso. Fue paciente.

José: Tenía la promesa de llegar a ser el mayor de sus hermanos, para que eso sucediera fue vendido por sus propios hermanos, esclavizado y vendido, difamado y encarcelado, pero la promesa se cumplió y llegó a ser el segundo de Faraón y el sueño de los manojos y las estrellas se cumplió. Fue paciente.

David: Fue ungido como rey por el profeta Samuel cuando aún era muy joven y a pesar de atravesar todo el reinado de Saúl como sirviente para posteriormente ser perseguido, alcanzó la corona y el cumplimiento de la promesa. Fue paciente, no tomó el reino por la fuerza ni porque tuvo varias oportunidades (y muy buenas).

Apóstoles: Debieron esperar a la venida del Espíritu Santo una vez que Jesús subió al cielo, luego de ese tiempo fueron revestidos de poder e iniciaron el ministerio. Los que fueron pacientes recibieron la promesa.

Son algunos de los casos bíblicos que nos hablan de que, a pesar de que los resultados visibles no son siempre inmediatos, hay una promesa que se cumplirá y hay también un tiempo de espera. La Carta a los Romanos lo dice de esta manera: "(...) sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"

Esta "necesidad" de todo rápido, todo inmediato, ha llevado a una porción de personas a desestimar el poder de Dios, se desesperan (la palabra desesperar tiene que ver con perder la esperanza) y llegan a pensar que la promesa no se cumplirá y entonces toman acciones que los pueden conducir a errores, como el caso de Sara, la esposa de Abraham que en la "espera" de la promesa de Dios, le pide a su esposo que sostenga relaciones con su esclava para tener el hijo que Dios prometió, el saldo puede verse hasta nuestros días entre judíos y árabes. Finalmente Dios le dice que aunque se ría, tendrá un hijo.

En este sentido, si estamos esperando una sanidad, un milagro, una respuesta de Dios, debemos tomarnos de lo que Él ha dicho ya como en Juan 11:40 "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?". Crea, reafirme su fe en la promesa de Dios, deléitese en el Señor como lo hacía Abraham "dando gloria a Dios".

Finalmente, Dios es sumamente paciente, sigue a la espera de que los hombres cambiemos nuestra vida, aceptemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador y recibamos de todos sus bienes, principalmente la vida eterna. Si no has recibido a Cristo en tu corazón te invito a hacerlo. Si ya lo hiciste la Biblia dice que somos nuevas criaturas, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas y mientras esperamos el momento de reunirnos con nuestro creador, seamos pacientes teniendo una vida en la que seamos luz y sal para nuestra familia, vecinos y el mundo entero.

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